martes, 11 de diciembre de 2007

Mi fic

Hace algún tiempo os comenté que estaba escribiendo un fic sobre Harry Potter y que, cuando estuviera terminado, lo publicaría. Que no sabía dónde, si en el blog, o en el fotolog.

Al final, me decidí a publicarlo en el fotolog, y parece que a la gente le gustó, así que, me dispongo a publicarlo también aquí.

Es un fic que consta de dos capítulos, pero, de momento sólo pondré el primero, ya que el segundo tiene spoilers del último libro (HP7) y ya sabéis lo que opino de los spoilers no deseados.

Así que, si os lo queréis leer, adelante. No os preocupéis por los spoilers, porque este capítulo no tiene. Espero que os guste...


AVADA KEDRAVRA

Era una noche calurosa, quizás una de las más calurosas que había habido a lo largo del verano. Una de esas noches que podrían presagiarse como tranquilas. No había ningún tipo de brisa. Las hojas de los árboles permanecían inmóviles sin dar señal alguna de que en ellas residiera algo de vida, al igual que las cortinas de las ventanas. Ningún movimiento. Todo tranquilidad.

Un hombre bajó corriendo las escaleras, giró a la derecha por un pasillo y siguió corriendo. Corría como jamás en su vida lo había hecho. Sabía la razón por la cual corría de esa manera. Sabía lo que tenía que hacer. Sin embargo, le asustaba el hecho de hacerlo. Una parte de su cuerpo quería llegar cuanto antes a su destino. Nadie se le podía adelantar; Pero la otra parte no quería llegar, sabía lo que significaba llegar hasta el final. Era algo que había esperado evitar durante un año. Sin embargo, cuando hace media hora alguién había entrado en su dormitorio para avisarle de que les estaban atacando, sabía que había llegado el momento. Tenía que hacerlo. De lo contrario todo iría mucho peor.

El hombre seguía corriendo por el tranquilo pasillo, sin nada que le perturbara salvo sus pensamientos. Y entonces lo escuchó: numerosos gritos de hombres y mujeres, sonido de golpes y cristales rotos. La tranquilidad de la noche se había enturbiado. Continuó corriendo en dirección a los gritos, giró por otro pasillo a la izquierda y bajó una gran escalinata de marmol. A sus pies yacía un hombre, malherido pero vivo, lanzando alaridos de dolor. Estuvo tentado en detenerse y ayudarle, pero recordó la misión que le habían encomendado y siguió corriendo.

Atravesó numerosos grupos de personas, enzarzadas en violentas peleas. No podía detenerse, tenía que llegar a su destino. Y entonces lo vió. A los pies de otras escaleras: una neblina grisácea, se extendía por su acceso. Se estaba acercando. Faltaba poco para terminar.

El hombre atravesó la neblina sin dificultad, solo sintiendo una leve punzada en el brazo izquierdo, y entonces todo se volvió silencio. Era como si la neblina actuara como una barrera sonora entre la escalera y los gritos.

Se apresuró a subir corriendo las escaleras, confiando en que el chico no hubiera actuado por él. Confiando en que el plan resultaría tal y como lo había preparado. La escalera de caracol terminaba en una puerta de piedra. Al otro lado se oían voces:

- ....o apártate para que lo haga uno de nosotros!

Entonces se dió cuenta de que no había podido hacerlo. Se adelantó, cogió la argolla de la puerta y la abrió de un empujón. Todo el mundo enmudeció. Asimilando quien acababa de llegar. Había varias personas en el recinto circular, todas apuntando a una figura que se sujetaba al muro que había justo debajo de la ventana. Uno de los que estaban de pie se adelantó y le dijo:

- Tenemos un problema......no se atreve a.....

Pero no le escuchaba. Sus ojos estaban posados en la débil figura junto al muro. Tenía que hacerlo. Llevaba varios meses planeándolo y ese era el momento. Había llegado. No podía fallar.

La figura del muro habló, le llamó y le suplicó, le suplicó que lo hiciera. Lo vió en sus ojos.

- ....por favor...por favor...

No necesitó nada más para hacerlo. Nada más que esos dos ojos azules suplicándoselo. Entonces lo tuvo claro. Apuntó al hombre al pecho:

- Avada Kedavra.

Un rayo de luz verde se dirigió hacia el hombre y le dió. Este perdió el equilibrio y se precipitó a través de la ventana.

Entonces de repente la verdad cayó sobre él: Albus Dumbledore estaba muerto.

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