PIRÁMIDES DE GIZÁ
Veinte años, 1700 talentos de plata, más de dos millones de bloques de piedra, "cuarenta siglos de Historia", según los cálculos de Napoleón. La gran pirámide de Keops no es ya tan alta como la soñó el faraón que creía ser la reencarnación del dios Sol. Pero aún continúa dejando que la luz se deslice por sus aristas para iluminar a su pueblo, desafiante al paso del tiempo, junto a las otras tumbas que un día acogieron los restos de Kefrén y Micerino. La única de las Siete Maravillas de la Antigüedad que hoy se mantiene en pie- y, como tal, no entraba en la votación final - no esconde tesoros dentro. Solo misterio.
MACHU PICCHU
El tren que conduce a la antesala de la ciudad sagrada de Machu Picchu poco tiene que ver con el silencio que deseó para ella Pachacutec, el inca que, tras conquistar el valle del Tampu, decidió contruir en el siglo XV una fastuosa urbe alejada de la ruta del "Capac Ñan" (Camino Real). Quiso mantenerla aislada, sin imaginar que muchas centurias después sería uno de los lugares más anhelados del mundo. La "llacta" conserva escalinatas y fuentes de piedra, acueductos, baños y un reloj solar. En el Templo del Sol los sacerdotes ejecutaban sacrigicios para predecir el futuro. Pero no evitaron que Hiram Bingham descubriera en 1911 sus secretos.
TAJ MAHAL
Una lágrima en la mejilla del tiempo. Así definió Rabindranath Tagore el más bello ejemplo de arquitectura mogola, con elementos islámicos, turcos, indios y persas. Un monumentos al amor, levantado por deseo del Sha Jahan para guardar el cuerpo de su amada Mumtaz Mahal, que falleción al dar a luz a su hijo número 14. Otro de sus vástagos le usupó el reinado, pero tuvo la deferencia de enterrarlo junto a ella. Es el mausoleo "la encarnación de todas las cosas puras", como diría Kipling al admirar su cúpula de mármol blanco y su silueta duplicada en los estanques del "charbagh", el jardín que acerca al Paraíso a la Tierra.
COLISEO
Si Roma es eterna, buena "culpa" de ello la tiene su Coliseo, el más grande del antiguo Imperio, inaugurado por Tito en el año 80, cuando ni siquiera estaba acabado. Emperadores, senadores, magistrados y tribunos presenciaban en él las peleas entre gladiadores: más de un millón tiñeron de rojo su arena. Eran entonces otros juegos los que se disputaban en el llamado Anfiteatro Flavio, en honor a la dinastía que lo mandó construir, culminando así la idea del mismísimo Nerón, que destruyó parte de su palacio para tener espacio donde ubicarlo. "Ave César" es una frase que, entre sus hierros y mármoles, nunca logró escuchar.
GRAN MURALLA CHINA
Cuenta la leyenda que una campesina, de nombre Men Tiang, recorrió una gran destancia en invierno para llevar alimento a su esposo, obrero en la construcción de la Gran Muralla, erigida por orden de Quin Shi Huang, primer emperador de China, para evitar invasiones nómadas. Cuando llegó, descubrió que su marido había fallecido el día anterior y su cuerpo era ya masa empleada para unir los muros. El grito de Meng Tiang provocó una grieta que nunca pudo ser recompuesta. De granito, piedra caliza, ladrillo y arena son en realidad las murallas, que tardaron mil años en ser fijadas a los 7.000 kilómetros que en sus tiempos cercaron.
CHICHÉN ITZÁ
Plegarias, cantos, llantos, bailes...Cuando el dios Kukulcán desciende cada equinoccio por los escalones de su castillo, algo mágico puede ocurrir. O no. Curiosos y devotos acuden a ver el milagro, cuando una sombra de serpiente repta por la pirámide de 365 peldaños, los mismos que días tiene el calendarios astronómico maya. Es la joya de Chichén Itzá, protegida por Chac-mool, un mensajero divino que se recuesta en su cripta. Mientras, a lo lejos, Chaac, el dios de la lluvia, se baña en su Cenote Sagrado. Y los espíritus de los jugadores de pelota resulven un partido a vida o muerte, en busca de un cuerpo en el que reencarnarse.
PETRA
Petra es rosa. Y amarilla, verde...Hasta 80 colores podrían contarse en las rocas del valle entre las que los nabateos labraron tumbas, templos palacios que ni las tormentas del desierto han derribado. Fue una ciudad prospera, deseada por los romanos, que al no poder dominarla, por inaccesible, dejaron de enviar caravanas para comprar sus riquezas: oro, mirra, inciendo, especias... Los 788 escalones que hay que subir para alcanzar el Monasterio son la penitencia que se debe cumplir por adentrarse en un mundo durante siglos perdido. El Tesoro que deslumbra tras la explanada del "siq" (desfiladero) es un escenario para dejar volar la imaginación.
CRISTO REDENTOR
El día de su inauguración, hace 75 años, el italiano Marconi pretendió iluminarlo emitiendo una señal eléctrica que, desde Nápoles, viajaría hasta Río vía Dorchester (Inglaterra). No pudo ser. Pero fue entonces cuando el Cristo Redentor, que abre sus brazos en lo más alto del cerro de Corcovado, se hizo universal. Sobre un pedestal de ocho metros, asciende treinta más una venerada estatua de 1.145 toneladas de peso, a cuyos pies los creyentes pueden casarse o bautizar a sus hijos, ya que en 2006 fue declarado santuario. Desde su mirador se aprecia una bella panorámica, con esas playas de Ipanema y Copacabana que parece querer bendecir.